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La protección de los bosques tropicales en un contexto de cambio climático

Por Rebeca Cabezas y Lelis Rivera

Centro para el Desarrollo del Indígena Amazónico – CEDIA

 

COP23, oportunidad para dar inicio a funciones de la plataforma de comunidades y pueblos indígenas, continuar con las decisiones del Acuerdo de París y promover la protección de los bosques tropicales

Desde la emisión en 2013 del Quinto Informe de Evaluación (AR5) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la comunidad científica ha podido afirmar que la influencia humana ha sido la principal causa del calentamiento global desde mediados del siglo XX[1], debido al incremento sustancial de los gases de efecto invernadero, siendo el principal el dióxido de carbono (CO2).

Luego de veinte años de negociaciones, la realización en 2015 de la Vigésimo Primera Conferencia de las Partes en París (COP21) representó la consolidación de todos los esfuerzos de las diferentes naciones partes a nivel mundial para la lucha contra el cambio climático, suscribiendo en el Acuerdo de París (AdP) el compromiso de no elevar en más de 2° C la temperatura global.

Si la temperatura continúa incrementándose, los impactos sobre la biodiversidad también se verán agravados. Así, los bosques tropicales, como nuestros bosques húmedos amazónicos, son los más vulnerables, debido a que representan el hábitat de un número elevado de especies endémicas que podrían llegar a la extinción[2]. Asimismo, una deforestación a gran escala como resultado de las sequías podría afectar los servicios ecosistémicos y, por ende, los recursos de los que se benefician las poblaciones indígenas. En la misma magnitud, como consecuencia de la deforestación y la degradación forestal, se produciría la liberación en la atmósfera del CO2 que atrapa el calor e incrementaría aún más la temperatura global.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO, los bosques -en especial los tropicales- tienen la capacidad de atrapar un billón de toneladas de carbono; además, disminuyendo la deforestación, aumentando la cobertura boscosa y desarrollando iniciativas agroforestales, podríamos reducir al 15% las emisiones de carbono provenientes de combustibles fósiles de los próximos 50 años.

Pueblos indígenas reducen impactos del cambio climático

En una coyuntura de tal magnitud, las acciones a tomar para la preservación de medios de vida y ecosistemas como los bosques tropicales-que contribuyen significativamente a reducir los impactos del clima y a regular la temperatura mundial- tienen que intensificarse si queremos sobrevivir al futuro. Así, es bueno saber que contamos con mucha gente involucrada, manifestándose y tomando acciones en favor de la preservación de los bosques tropicales, lo que se traduce en esfuerzos por la mitigación de los efectos del cambio climático, aun cuando esto represente hoy en día uno de los retos más difíciles para la humanidad.

Un ejemplo claro de esfuerzo global son los pueblos indígenas, grandes actores en un escenario climático, ya que además de ser los guardianes de la naturaleza, sus territorios contienen el 20% del carbono del planeta[3], representando así una oportunidad incomparable para una reducción significativa del cambio del clima. Conscientes de ello, demandan a los líderes mundiales seguridad jurídica de sus territorios, el cese a la violencia contra sus líderes, el reconocimiento de su contribución a la mitigación del cambio climático, acceso al financiamiento climático y el consentimiento previo para iniciativas que alteren sus medios de vida.

Los conocimientos ancestrales y la gestión del territorio indígena ya están siendo parte de las agendas políticas para la construcción de la resiliencia ante el cambio climático, tal y como fue reconocido por el AdP, durante la COP21. En el párrafo 13 de la decisión 1 del AdP se señaló la necesidad de reforzar conocimientos, tecnología, prácticas y esfuerzos de comunidades locales y pueblos indígenas, y establecer una plataforma para el intercambio de experiencias y mejores prácticas sobre la mitigación y la adaptación al cambio climático.

En este escenario, es importante evidenciar el gran esfuerzo desplegado por la sociedad civil organizada en Perú junto a las organizaciones indígenas y la cooperación internacional, que ha permitido asegurar jurídicamente más del 50% de los territorios de las comunidades nativas ya saneadas a lo largo de los 43 años de implementación de la Ley de Comunidades Nativas y de Desarrollo Agrario de las Regiones de Selva y Ceja de Selva (DLN° 22175).

–CEDIA, en sus 35 años de vida institucional, bajo el lema “Un metro cuadrado titulado a una Comunidad bien organizada es un metro cuadrado puesto en conservación” ha apoyado al Estado peruano en las regiones de Cusco, Madre de Dios, Loreto y Ucayali a titular más de 325 comunidades nativas y 30 comunidades campesinas de ribereños, asegurando la conservación y gestión sostenible de más de 4.7 millones de hectáreas de territorios comunales. Ello gracias a un proceso de fortalecimiento institucional comunitario, eje de trabajo complementario a la titulación. Su aporte en la sustentación y creación de dos Reservas Territoriales en Cusco y Madre de Dios con más de 1.2 millones de ha; lo mismo que en el apoyo en el sustento y establecimiento de cinco Áreas Naturales Protegidas (ANP) -Complejo de ANP de Vilcabamba y Santuario Nacional Megantoni en Cusco y la Reserva Nacional Matsés en Loreto- y su aporte en la categorización de otras cuatro ANP en Loreto -Complejo de ANP de Güeppí y Sierra del Divisor- ha contribuido a poner en conservación más de 3.5 millones de hectáreas adicionales de bosque hasta el año 2015.

Nuevas iniciativas apuntan a cerrar la brecha en la seguridad jurídica de los territorios de las comunidades nativas y campesinas en el Perú; por ejemplo, están en marcha diez iniciativas de apoyo al Estado con fondos de cooperación internacional y su intervención en el futuro abarcará alrededor de 850 comunidades solo en la Amazonía. Es muy probable que para el 2020 las comunidades nativas en el Perú tengan bajo su manejo o conservación más de 20 millones de ha. Su contribución a mitigar los impactos del cambio climático será innegable y deberá ser compensada.

En la COP23 -que se está llevando a cabo en Bonn, Alemania- se pretende dar inicio a las funciones de la plataforma de las comunidades locales y los pueblos indígenas y dar continuidad a las decisiones de la AdP, en un contexto donde los impactos del clima los afectan de manera desproporcionada; sin embargo, las experiencias indígenas y sus prácticas holísticas podrían aumentar nuestra capacidad de resiliencia al cambio climático.

Notas

[1] Informe de Síntesis-IPCC Quinto Informe

[2] “Bajemos la Temperatura: ¿Cómo hacer frente a la nueva realidad climática?”. Resumen Regional preparado para el Banco Mundial por el Instituto de Potsdam para la Investigación del Cambio Climático. Publicado en noviembre de 2014 por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento y el Banco Mundial.

[3] Bosques resguardados por indígenas almacenan el 20% del carbono en los trópicos. La Nación.

 

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AUTHOR: iniciativabosques
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